



La Casa Azul es el lugar ideal para apreciar el universo más íntimo de la pintora mexicana Frida Kahlo. Allí nació, vivió, trabajó, se enamoró, perdonó e incluso odiaba a Diego Rivera. Hoy esta típica mansión de Coyoacán es también uno de los museos más visitados en la Ciudad de México, junto con el Museo Nacional de Antropología y el Museo Tamayo.
Cada objeto dentro de la Casa Azul transmite la esencia más pura de Frida. Aquí se puede respirar la atmósfera bohemia de los primeros años del siglo XX en México; pisos de barro, cocina tradicional -con todo y vajilla de barro-, pinturas, esculturas precolombinas (que pertenecieron a la colección privada de Rivera), fotografías, libros e incluso la cama de día y noche donde la artista pasaba gran parte del día.
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Recorrer este espacio con su fachada azul es caminar a través de la historia. Parece que en cada rincón hay algo que ver, un pequeño detalle que nos permite adentrarnos en el tormentoso universo de la pintora. Caminar por sus alegrías y turbulencias nos ayudará a comprender nuestra propia vida. En honor a esto, hemos seleccionado cuatro piezas fundamentales exhibidas en este espacio que son esenciales para entender a Frida Kahlo.

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Comenzamos con una de las obras más reconocidas de Frida Kahlo, la pintura Viva la vida firmada pocos días antes de su fallecimiento. Es una obra colorida y optimista, dos características que ella siempre valoró, aunque sus dolores físicos a veces no se lo permitían. Más allá de las sandías, lo que podemos ver aquí es por un lado un homenaje a las raíces de México y por otro lado es una manera extraña de despedirse de la vida, ya que comúnmente, en el Día de Muertos, las sandías suelen estar vinculadas a los esqueletos.

Conoce todos los secretos y experiencias que encierran las paredes de La Casa Azul.
Otro detalle imperdible es la vitrina de juguetes ubicada en la habitación de Frida. Es un tesoro en el que puedes contemplar los detalles de la infancia de Frida así como su deseo de tener un hijo. Un mundo en miniatura, hecho por artesanos mexicanos, que formaba parte de su poética. Detrás del vidrio hay juegos de té, máquinas de coser, lámparas, quinqués, planchas, cacerolas, muñecas de trapo, cajas, figuras de palma y barro, entre muchas otras cosas.

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Rodeado de paredes azul eléctrico acompañadas por el color verde de los árboles y plantas que lo habitan, el jardín de la casa de Frida está lleno de vida. Aquí hay un gran grupo de árboles y flores que decoran el paisaje, una fuente hecha de diferentes materiales, muros de piedra e incluso lo que parece una pirámide en el centro. También hay adornos de arte popular, caracoles y vasijas en las paredes, esculturas prehispánicas, una pirámide escalonada, una fuente, así como una gran variedad de cactus y otras plantas mexicanas que distinguen su trabajo.

Conoce la historia completa del Jardín de la Casa Azul y maravíllate de cómo fue construido.
Es importante destacar que Diego Rivera amaba el arte precolombino, una prueba de ello es la colección de piezas prehispánicas distribuidas por los jardines y el interior de la Casa Azul. Hay cuentas colgadas en las paredes, plantas y telares. Y si te encanta el arte prehispánico, puedes ver más en el Museo Casa-Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.

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