¿Qué es lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en Chiapas? Gastronomía, naturaleza, tradición, historia y por supuesto artesanías. Nos referimos a esos pedazos de arte, hechos con distintos materiales y con distintas inspiraciones, que reflejan la diversidad cultural de los pueblos indígenas y nos permiten llevarnos a casa un poco de todos los colores que podemos ver en un viaje al sur de México. En el caso particular de Chiapas cada visita ofrece un menú de bellezas que van desde el ámbar, la laca, talla en madera, cerámica, y sin duda los famosísimos textiles indigenas hecho de desde hace años por un grupo de mujeres únicas en este país.
Los textiles indigenas hechos en Chiapas, son especiales porque recuperan en sus diseños las técnicas transmitidas de generación en generación. Estas telas están impregnadas de las raíces y de la evolución de las tradiciones a los largo del tiempo. Sus diseños están hechos en su mayoría por mujeres que han aprendido el conocimiento del tejido en telar de cintura desde niñas.
Ya sean un rebozo, camino de mesa, manteles, huipiles, cojines o vestidos, estos textiles albergan detrás de cada hilo, la cosmogonía de los pueblos chiapanecos. Cada patrón, cada color refleja años y años de ritos y creencias.
Aunque existen diferentes técnicas para realizar los bordados, las mujeres se especializan en el telar de cintura. El proceso consiste en entretejer los hilos de colores y crear brocados, para luego confeccionar una tela que posteriormente se bordará a mano, con flores y otros dibujos en punto de cruz.
Actualmente la producción de textiles en Zinacatán se caracteriza por estar ornamentada con flores, aunque no siempre fue así. De acuerdo a la especialista, Patricia Greenfield, el diseño de los bordados estaba totalmente influenciado por el maíz, que era lo que se sembraba en los pueblos. Ahora se ponen flores, porque muchas comunidades viven de ellas.
En Zinacantán abundan los talleres textiles, habitualmente familiares, donde se tejen a mano las hermosas prendas. Vale la pena visitarlos y contemplar el minucioso y espléndido trabajo de las mujeres. Los telares se sitúan normalmente en el interior de las casas o en los patios de las viviendas.
San Juan Chamula destacado por la belleza incomparable de sus trabajos a mano en textiles y bordados. En ese sitio, ubicado entre las montañas, son especialmente famosos los trabajo con lana.
Los chamulas crían ovejas exclusivamente para obtener su pelaje y convertirlo en bellas prendas típicas, Para ellos estos animales son sagrados y por eso los cuidan con gran ahínco. Pero además, sus textiles se bordan en lana de borrego, ya que es una de las zonas más frías del estado de Chiapas.
En Rutopía ofrecemos una ruta por el sur de México, en los Altos de Chiapas. Un viaje único que inicia en el pueblo de San Juan Chamula, cerca del tranquilo y famoso San Cristóbal.
En esta travesía, los visitantes tendrán también la oportunidad de comprobar la autenticidad cultural de los tzotziles, al visitar su famoso mercado dominical. Aquí se podrá admirar la hermosa ropa de lana tradicional de los tzotziles. También visitaremos la iglesia de San Juan Chamula, un complejo religioso de arquitectura colonial que combina de forma magistral las creencias indígenas de antaño –politeístas– y las tradiciones católicas.
El recorrido continua en el hermoso pueblo de Zinacantán. Esta es la oportunidad para aprender las técnicas de elaboración de auténticos tejidos chiapanecos. Además de los tejidos, se pueden disfrutar de los sabores de la gastronomía local. Un viaje que deleitara todos los sentidos.
Tanto la comunidad indígena de Zinacantán como San Juan Chamula, son una visita obligada si se desea viajar y saber más sobre la vida en las comunidades de los Altos de Chiapas.