Caminar sin rumbo por las calles de San Miguel de Allende garantiza un viaje necesario para conocer bien México. Se trata de una ciudad repleta de leyendas que se han inventado (o tal vez vivido) entre las decenas de arterias estrechas que hay en este pequeño gran pueblo.
Y es que las calles de San Miguel de Allende a veces se juntan y forman callejones sin salida que parecen haber salido de una novela vieja protagonizada por amores y desencuentros. Quizá por eso algunos de estos espacios han llegado a ser el escenario perfecto de múltiples relatos algunas de amor, otros de terror.
Esas leyendas, que recorren las calles como mapas, forman parte de la historia de San Miguel y le ofrecen a los visitantes una posibilidad nueva para recorrer este pueblo.
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La calle Cuadrante
En el número 18 de la calle cuadrante hay una casa que se construyó en 1780. Ahí vivió un consejero de la Santa Inquisición, quién murió al quedarse atorado entre los muros de la casa mientras se estaba construyendo. Su espíritu aún se puede escuchar entre las paredes de la casa.
Dicen que hace años un joven empresario se sintió muy atraído por la belleza de la casa y la compró. Los primeros días no pasó nada fuera de lo ordinario. Pero después empezó a escuchar ruidos, pasos y sus cosas empezaron a perderse. Hasta que una noche se encontró con el espíritu del inquisidor y ya no se le volvió a ver.
Por décadas han intentado volver a vender la casa pero nadie ha querido comprarla. Ya que los mismos vecinos de San Miguel dicen que en la noche la casa se cubre de neblina y se puede ver una figura que merodea por la casa. Se dice que la gente que ve por la ventana se obsesionan con tener la casa.
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El Callejón de Piedras Chinas
Una noche un grupo de músicos había terminado su jornada y fueron a celebrar a este callejón. Mientras estaban ahí, escucharon que una carreta iba hacia ellos y de ella bajaba un misterioso caballero. Los músicos no pudieron ver su rostro, pero el hombre les pidió que tocaran en una fiesta que había cerca y a cambio les ofreció comida y dinero.
Los músicos aceptaron y subieron a la carreta del señor. De camino a la fiesta dejaron de escuchar las piedras de las calles y se dieron cuenta que estaban flotando. Cuando llegaron a la fiesta, los invitados eran vecinos de San Miguel de Allende que habían fallecido.
Al amanecer los siete músicos despertaron en un cerro sin el dinero prometido. Algunas versiones cuentan que fue el diablo el que los llevó a tocar al inframundo. Dicen que algunas noches se sigue apareciendo este señor buscando músicos y por eso la gente evita pasar de madrugada.
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Estas son sólo algunas de las leyendas que se cuentan en San Miguel de Allende. Conocer las historias de la ciudad es parte de la experiencia. El conjunto de calles que llevan a callejones sin salida es sólo una parte del encanto de Guanajuato.
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