Cuando hablamos de Puebla, es fácil imaginar las joyas que hay en la ciudad, su museo barroco, sus construcciones coloniales y su gastronomía sofisticada que nos remite a los mejores sabores de México. No obstante este pequeño estado, que queda a menos de tres horas de la Ciudad de México, tiene muchas cosas que ofrecer; una multitud de ecosistemas entre los que se encuentra un desierto, algo inadvertido, llamado Tehuacán que puede traducirse como “lugar de dioses”. Se trata de un páramo casi mágico en el que se ubica de la Reserva de la Biosfera en el Valle de Tehuacán y Zapotitlán🌵un sitio tan auténtico como hermoso en el que los visitantes pueden no sólo recorrer uno de los desiertos más extraordinarios en cuanto flora y fauna sino también atestiguar el cielo tapizado de estrellas durante la noche.
El Valle de Tehuacán es tan asombroso que en 2018, fue incluid por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Esto por su gran valor cultural y natural y porque además es considerarlo como “hábitat originario de Mesoamérica” y “la zona árida o semiárida con mayor diversidad biológica de toda América del Norte”. Hay que destacar que en esta region habitan 300 comunidades autóctonas, hay un grupo de vestigios arqueológicos, pozos y presas de más de dos mil años de antigüedad y al menos 2,686 especies de plantas, de las que 365 de son endémicas. Por si lo anterior fuera poco, existen una multitud de proyectos y anfitriones enfocados en convertir este viaje en una experiencia inolvidable. Por poner solo un ejem, lo hay incluso catas de un mezcal artesanal hecho con un proceso totalmente tradicional.
Reserva de la Biosfera del desierto de Puebla
Uno de los recursos naturales más importantes que posee Tehuacán es la Reserva de la Biosfera de Tehuacán-Cuicatlán localizada al sur del estado. Dentro de este sitio se ubica el Centro Ecoturístico de San Juan Raya una pequeña comunidad de o más de 200 habitantes ubicada en los linderos de Puebla. En este espacio los viajeros pueden tener una visita guiada por el desierto, en el que se aprende sobre eras geológicas y sobre el gran universo de plantas que hay en el páramo; algunas especies llevan ahí siglos. Por otro lado, para los que quieran profundizar en el tema de las rocas hay la posibilidad de ver el Museo Paleontológico y Parque Ecoturístico Turritelas donde se exhiben fósiles marinos y huellas fosilizadas de dinosaurios de tres dedos que quedaron plasmadas en la tierra hace aproximadamente 100 millones de años.
Un estudio publicado por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, sostiene que este desierto fue en otro tiempo un mar llamado Tethys. Este gran océano tuvo arrecifes de corales y una gran variedad de animales marinos como esponjas, ostras, moluscos y crustáceos. No obstante, algún día el agua se secó y quedó en su lugar una gran cuenca llena, repleta, de fósiles. Aquí se han encontrado incluso algunos de los ejemplares más grandes de nuestro país.
Es tan rico el paisaje de Tehuacán que en torno a él se ha formado el Centro Ecoturístico San Juan Raya una iniciativa que le ha permitido a los habitantes de la región enseñar a los visitantes el poderoso patrimonio paleontológico y natural que hay en la zona y tener un portal para vender artesanías preciosas con formas de animales. Es importante decir que antes de que llegaran todos los visitantes, las personas que vivían en la región se dedicaban a la agricultura, la ganadería, el corte de yuca, leña y candelilla, pero hoy gracias al turismo sustentable pueden dedicarse a promover la sus raíces de la mejor manera.
¿Por qué conocer el desierto de Tehuacán?
El desierto de Tehuacán, Puebla no se parece nada. Quizá para entender su autenticidad había que recordar la definición que dio este lugar la UNESCO; se trata de un “hábitat originario de Mesoamérica… en donde se puede conocer la zona árida o semiárida con mayor diversidad biológica de toda América del Norte.
Por otro lado, para los fanáticos de los avistamientos de aves de las inmersiones profundas en la naturaleza, este es el paisaje perfecto para contemplar guacamayas verdes y conocer de cerca los extraños bosques de cactáceas gigantes, únicas en el mundo porque su altura puede alcanzar el tamaño de un edificio. Por si lo anterior fuera poco, aquí se pueden descubrir los primeros registros de agricultura en Mesoamérica, asiícomo un sistema de canales, pozos y acueductos que permitieron la sedentarización de comunidades.
Guía para caminar por el desierto -Tehuacan Recorrido huellas de dinosaurios
Durante nuestro recorrido, ya sea a pie, a caballo o bicicleta un guía experto invita a los visitantes a descubrir los secretos de hace millones de años a través de fósiles. Empezando por el parque Turritelas donde hay miles de caracoles fósiles, cada paso del recorrido es una colección de rocas extrañas, cuevas por todos lados y en el punto más alto una decena de huellas de dinosaurios que se estima caminaron por Tehuacán hace más de 60 millones de años. Cada paso es la posibilidad de conocer un mundo que no sabíamos que existía, un mundo rodeado de Patas de Elefante, un tipo de árbol que lleva ahí más de mil años.
Un paraíso a la luz de la estrellas
Pero además de todas las expediciones diurnas, el regalo más grande que nos puede hacer el desierto son sin duda la posibilidad de admirar las estrellas sin ningún tipo de contaminación visual. Ver el cielo nocturno en su máximo esplendor es algo que se tiene que hacer alguna vez en la vida. En ese sentido este páramo es el sitio perfecto, aquí la madrugada aparece en forma de capas y capas de puntos luminosos. Esto sin duda convierte a Tehuacán en el lugar perfecto para hacer observaciones astronómicas.Para ver mejor, después de instalar la casa de campaña se montan los telescopios que le permiten a las personas ver de cerca lo que sucede arriba de sus cabezas.
Igualmente se organizan caminatas nocturnas para identificar flora y fauna, con visitas a la Cuenca de los Músicos con más de 200 pinturas rupestres.
Cabañas San Juan Raya
La producción de miel en esta comunidad significa todo un reto pues para hacerla se aprovechan la floración del mezquite y las cactáceas de marzo-abril y de octubre-noviembre (aunque depende más de las lluvias) y cuando hay temporada de sequía los miembros de la comunidad se dedican a alimentar a las abejas.
Ademas de todas las variedades de mieles que existen la miel del árbol de mezquite, es realmente unica, de color amarilla-naranja o blancuzca, con un sabor sumamente especial que puede variar con la época, con aromas a nueces, maderas, ahumados, ciruelas o caramelos. Además de poseer un alto aporte nutricional como medicinal.
Tehuacán, Puebla y su desierto es un lugar extraordinario lleno de paisajes y descubrimientos maravillosos que dejan a cualquiera encantado. Un patrimonio tangible e intangible, arqueológico, paleontológico, también se tiene patrimonio natural. Estos patrimonios proveen a las comunidades una identidad, de allí la importancia de preservar, defender y asegurar sus territorios y espacios comunitarios.